«Los edificios, también, son hijos de la tierra y del sol»

«Los edificios, también, son hijos de la tierra y del sol»

 

Frank Lloyd Wright

 

Con esta frase de Frank Lloyd Wright nos gustaría empezar una reflexión sobre la importancia de la relación entre Arquitectura y Entorno, y la necesidad de volver a establecer  una congruencia entre medio construido y ambiente.

 

Se habla mucho de Arquitectura bioclimática, sostenible. Y su definición es la de una arquitectura que tenga en cuenta el lugar donde se localiza, que valore los niveles de luz natural, clima, orientación, recursos y necesidades específicas de los usuarios finales.

 

Se habla de ello porqué sin embargo, poco a poco y apoyándonos en la creencia que la tecnología puede con todo, hemos dado la espalda al entorno, que es el verdadero y natural  generador de espacios a medida humana…Y sin pensar que la buena arquitectura es intrínsecamente bioclimática; debe serlo por su misma naturaleza, que es la que ha impulsado el hombre a construir refugios adecuados para protegerse, vivir y prosperar cuando aun no disponía de la tecnología actual.

 

Revisando la historia, vemos que en pasado se adoptaban frecuentemente soluciones bioclimáticas, sin ser conscientes de ello. La llamada arquitectura “vernácula”, o tradicional, es la que nació entre los pueblos autóctonos de cada región, como una respuesta espontanea a sus necesidades de hábitat. Las soluciones adoptadas son un ejemplo de adaptación al medio, cuya consecuencia es una integración total entre edificios y entorno. La topografía, el clima y la disponibilidad de materiales para la construcción condicionan las formas de emplazamiento, ligadas a una necesidad y a un lugar.

 

Uno de los aspectos que más sorprende cuando se analizan casos de arquitectura tradicional es  la complejidad y a la vez simplicidad lógica del acto constructivo, que responde a unos parámetros sencillos:

 

  • Es expresión de una tradición constructiva ancestral aun viva
  • Es realizado por nativos del lugar
  • Utiliza materiales locales/naturales que serán devueltos sin riesgo o contaminación ecológica al propio ambiente que los ha generado

 

Muy a menudo la mimesis con el entorno y la arquitectura vernácula han sido fuente de inspiración también para la arquitectura contemporánea: la tecnología de hoy, las tipologías locales y el territorio, en sinergia, dan vida a nuevos espacios que reúnen aun los requisitos de una arquitectura perfectamente integrada con el entorno…

 

Sin ir más lejos, podemos recordar el edificio-despacho construido por Renzo Piano en su Génova natal, fuertemente arraigado al paisaje difícil de la región Liguria, y lógicamente apoyado en sus típicas terrazas. O el Zentrum Paul Klee en Berna, edificio altamente tecnológico a la vez que fluido y enclavado en los verdes relieves suizos.

Renzo Piano, despacho profesional en Genova

Renzo Piano, Zentrum Paul Klee en Berna

Entre los exponentes más representativos  de la arquitectura moderna, destaca la ejemplar  poética de Alvar  Aalto, arquitecto finlandés que ha hecho del uso discreto y respetuoso de materiales locales uno de los tratos distintivos de su arquitectura, elevando sobre todo la madera a protagonista de muchas obras maestras. Sus referencias son las formas de los lagos, los troncos de los árboles y la imperfección de lo natural, como en las salas de la Biblioteca di Viipuri.

 

Alvar Aalto fue además uno de los pocos arquitectos que supo llenar la distancia entre arquitectura y usuario, preocupándose en cada momento de provocar una interacción saludable y benéfica entre sus obras y la gente, como en el Sanatorio di Paimio.

Alvar Aalto, Biblioteca di Viipuri

Otro ejemplo de inspiración en la arquitectura vernácula es la obra del arquitecto australiano Glenn Murcutt, que se basa en  los arquetipos de la arquitectura local de su país, reinterpretados en clave actual.

El uso de materiales locales también es un óptimo recurso para lograr la sostenibilidad en arquitectura. No solo se consigue una integración y mimesis con el entorno, si no que se reducen sensiblemente las emisiones debidas al transporte de materiales y se realiza un control más estricto sobre el origen de dichos materiales.

 

Y a este propósito recordamos la obra de Peter Zumthor, y en particular su Edificio Termal en Vals, realizado con abundante uso de un material  local (Gneiss de Vals) proveniente de una cantera muy cercana, inspiradora de un sistema constructivo que combina la calidad cromática y estética de la piedra con la resistencia del hormigón estructural en su interior.

Este edificio depende tanto del paisaje exterior, que sin él no sería lo mismo…La simbiosis es perfecta.

 

Y por ultimo, un perfecto ejemplo de uso de materiales locales como forma de integración en el entorno es la Piscina Municipal de Toro, en la provincia de Zaragoza, obra de Vier Arquitectos.

 

Este edificio asume con naturalidad las sugerencias de un entorno rico y cargado de historia, a través de un sabio empleo de los materiales que proporciona la tierra. Es un edificio austero que, sin renunciar al lenguaje que le es propio a la arquitectura de nuestro tiempo, consigue dar continuidad expresiva al legado patrimonial de la ciudad.

 

Fotografías: Héctor Fernández Santos-Díez

“La sostenibilidad no es un concepto a añadir; es intrínseca a la arquitectura”.

 

Shigeru Ban

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